Las vitaminas del grupo B, conocidas globalmente como vitaminas del complejo B, son fundamentales en numerosos procesos metabólicos. Las cantidades diarias recomendadas varían según el tipo de vitamina, la edad, el sexo, los hábitos alimenticios, la práctica deportiva y la presencia o ausencia de enfermedades. Veamos cuándo será suficiente usar un complejo vitamínico y cuándo deberá recurrirse a un tratamiento terapéutico con dosis adecuadas de vitaminas del grupo B.
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Diferencias entre un tratamiento terapéutico de vitamina B y un complejo vitamínico
Un complemento vitamínico, o complejo vitamínico, es un preparado elaborado a base de vitaminas y minerales que suele administrarse cuando se prevé que pueda haber un déficit de estas sustancias, ya sea por una alimentación inadecuada, ya sea por un aumento de las necesidades del organismo
Legislación en mano, los complementos alimenticios son productos alimenticios consistentes en fuentes concentradas de nutrientes u otras sustancias que tengan un efecto nutricional o fisiológico, cuya finalidad es complementar la dieta normal. Ayudan a mantener la salud física y mental, y nunca pueden sustituir una dieta completa, equilibrada y variada.
En cambio, un suplemento vitamínico, o tratamiento terapéutico de vitaminas, lo prescribe un facultativo después de detectar alguna carencia por medio de una analítica o algún problema de salud, para prevenir, tratar o curar la enfermedad detectada.
La función de un suplemento alimenticio es compensar la falta de algún nutriente, ya sea un mineral o una vitamina, debida a una alimentación inadecuada, a una mala absorción o a una mala asimilación tras la ingesta.
Por lo tanto, podría resumirse que un tratamiento terapéutico se encarga de cubrir la falta de nutrientes esenciales cuando hay alguna carencia, mientras que un complejo vitamínico ayuda a mantener sanas a las personas, aunque no les falte nada.
Beneficios de un tratamiento terapéutico de vitamina B
La administración conjunta de vitaminas del complejo B a dosis terapéuticas, concretamente de vitaminas B1, B6 y B12, y antiinflamatorios no esteroideos orales ha demostrado ser beneficiosa en el tratamiento del dolor de espalda.
De manera individual, cada una de las vitaminas del complejo B puede utilizarse para prevenir, tratar o curar determinadas patologías.
La vitamina B1 (tiamina) a dosis terapéuticas puede requerirse en caso de cirugías del tubo digestivo (p. ej., cirugía bariátrica), de alcoholismo, de infección por VIH o de diabetes.
La vitamina B2 (riboflavina) puede indicarse, a dosis terapéuticas, en situación de alcoholismo, tabaquismo crónico, anorexia, intolerancia a la lactosa y veganismo no compensado.
La vitamina B3 (niacina) puede ser necesaria en caso de ingesta inadecuada, alcoholismo crónico, desnutrición caloricoproteica o malabsorción crónica.
La vitamina B5 (ácido pantetónico) también puede ser necesario suplementarla a dosis terapéuticas en caso de alcoholismo, de ingesta inadecuada o de problemas de absorción, e incluso como prevención en caso de estar tomando anticonceptivos orales.
La vitamina B6 (piridoxina) puede ser necesaria en fumadores crónicos y alcohólicos, así como también en pacientes con problemas renales, en pacientes cirróticos o trasplantados hepáticos, en insuficiencia cardíaca congestiva o en personas con trastornos autoinmunitarios (p. ej., hipertiroidismo, artritis reumatoides, celiaquía, colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn, etc.). Así mismo, podría indicarse como preventiva en caso de tratamiento con determinados fármacos que puedan provocar un déficit de esta vitamina del complejo B.
La vitamina B7 (biotina) puede requerirse ante alteraciones enzimáticas innatas del metabolismo, hepatopatías, embarazo o administración de fármacos anticonvulsivos, situaciones todas estas que pueden generar un déficit de esta vitamina.
La vitamina B9 (ácido fólico) puede estar indicada, a dosis terapéuticas, en casos de malnutrición, malabsorción (celiaquía, colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn), aumento de requerimientos (embarazo y determinadas patologías, como la anemia hemolítica crónica o algunas enfermedades inflamatorias crónicas) y consumo de determinados fármacos.
Finalmente, la vitamina B12 (cianocobalamina) puede utilizarse en caso de anemia perniciosa, gastritis atrófica (relacionada o no con la infección por Helicobacter pylori), gastrectomía total o parcial, malabsorción intestinal (celiaquía, colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn), consumo de determinados fármacos (antiácidos, antibióticos, antihipertensivos, antiepilépticos, etc.), ingesta excesiva de café, dieta vegana o edad avanzada.
En cualquier caso, el médico prescribirá el tratamiento necesario para cada paciente y, en caso de alguna duda sobre el estado de salud, deberá consultarse con el médico o farmacéutico.